San Miguel de Graus
Es la iglesia parroquial de Graus. Originariamente era una construcción románica, pero sucesivas remodelaciones en los siglos XIV, XVII y XVIII (porche, crucero con cúpula, capillas laterales, cabecera y coro) desfiguraron su aspecto.
Es de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón apuntada.
Tiene crucero cubierto con cúpula y con los brazos y el presbiterio rectangular de bóvedas de lunetos. Sobre la cúpula se eleva una linterna octogonal.
La capilla norte del crucero se prolonga en otra capilla (la del Santo Cristo, construida hacia 1739) con una cúpula decorada con relieves de estuco pintado que presentan escenas de la Pasión.
Aquí se venera un pequeño crucifijo en madera que, según la tradición recogida en una inscripción a la entrada de la capilla, fue entregado por San Vicente Ferrer al pueblo de Graus el 27 de marzo de 1415, con ocasión de su predicación. Fue quemado en la guerra civil ardiendo la cruz y un brazo, siendo restaurado con posterioridad.
El lado sur, desde la puerta hasta los pies de la iglesia, conserva tres capillas comunicadas entre sí formando una corta nave. Las tres se cubren con bóvedas de crucería con los nervios moldurados, que arrancan de muy sencillos capiteles. La más cercana a los pies, enyesada, y a la que se accede por arco de medio punto, muestra sencillos nervios y clave decorados con pequeñas bolas y se ilumina mediante un óculo al sur.
Las otras dos muestran las paredes repicadas y se abren a la nave principal mediante arcos notoriamente apuntados. La intermedia tiene la clave decorada con un sencillo crucificado rodeado por círculos y polígonos, todo ello extremadamente rústico, y en sus nervios muestra escudetes grabados, en dos de los cuales puede leerse claramente “Johan” y “Castells”, probablemente el nombre del autor.
En la tercera, la clave muestra un escudo y los nervios otros más pequeños, todos ellos con un motivo (mesa o edificio) similar. Esta capilla tiene una ventana al sur de medio punto.
En esta última capilla se guarda un recipiente que fue mortero de alguna botica, decorado con imágenes de una escena que parece mitológico-pastoril.
Aún entre la puerta y el crucero hay otra capilla de arco de medio punto, enyesada, de época mucho más reciente que las anteriores.
En el lado norte hay tres capillas de medio punto vaciadas en el muro, correspondientes a las góticas del lado sur.
Frente a la puerta y frente a la última capilla citada del lado sur, se sitúan dos capillas góticas similares a las que en el lado sur están más hacia los pies. Éstas están dedicadas a Santiago y a María Auxiliadora.
A los pies está el coro bajo coronado por una cúpula dieciochesca coronada por una linterna.
La puerta, al sur, es de arco de medio punto formado por tres arquivoltas rectas.
En el muro norte hay otra puerta dovelada, tapiada
.El aparejo de sillares bien tallados y dispuestos regularmente en hiladas.
Hay que suponer que pertenecen a la obra primitiva (ya de avanzado el siglo XIII) la bóveda de la nave y buena parte de los muros exteriores, así como los canecillos bajo el alero. Los canecillos del muro norte aún conservan los relieves esculpidos (flores de cuatro pétalos, rollos en gradación, cabezas de animales).
Las capillas que forman nave en el lado sur serían añadidos de los siglos XIV o XV y todo lo restante podríamos ya situarlo en el XVIII.
En las últimas reformas se eliminó el esconjuradero que se levantaba sobre la cubierta.
Del tesoro artístico parroquial, desaparecido en su casi totalidad durante la última guerra civil, solamente se han conservado siete tablas pintadas que no se sabe si fiormaban parte o no de un mismo retablo. Son de estilo gótico, de la segunda mitad del siglo XV y pertenecerían al círculo artístico o taller de Pedro García de Benabarre. Algunas versiones las consideran obra de su colaborador Pedro de Espallargues. Otros creen que pudo intervenir en ellas el propio García de Benabarre. Últimamente el Calvario se atribuye al Maestro de Viella En las dos tablas de mayor tamaño, donde se representa a los dos santos abades, aparecen sendos ángeles mostrando el escudo de Graus, en cuyo campo únicamente aparece la figura de las gradas, sin la mitra y báculo abaciales -alusivos al monasterio de San Victorián de Sobrarbe-, tal como se incorporarán a los blasones del siglo XVI.
Bibliografía:
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VELASCO GONZÁLEZ, Alberto: El Mestre de Vielha: un pintor del tardogòtic entre Catalunya i Aragó, Edicions de la Universitat de Lleida, 2006, p.153-156.